viernes, 28 de octubre de 2011

Una Peruana, una QUÁDRUPLE y una fuerte delicia afrutada

En la cata de hoy recogemos 3 especímenes que han llegado a nuestras manos milagrosamente tras pasar sufridos viajes aéreos, burlando aduanas y traumatismos aeroportuarios: Una Cusqueña, una Trappistes Rochefort 10 y una St. Feuillen tripel.


Cusqueña "Machu-Picchu" Premium (Perú)


  • Cerveza peruana de notable reconocimiento internacional (ganadora de los prestigiosos galardones tales como el premio IBC de Londres y el Monde Selection de bélgica cuatro años seguidos), constituida por una fórmula de baja fermentación y en su versión turística Machu-Picchu. La cusqueña no está orientada a su consumo masivo sino que goza de cierto prestigio entre público local por la calidad de sus ingredientes, siendo destinada además a la exportación otras regiones de Sudamérica, Europa y Asia. Consta de 5º, y vino presentada en vaso de cristal servida desde su botella original.
  • Espuma abundante pero efímera, dejando escasos restos a los pocos minutos.
  • La gran baza de esta cerveza, y la que llama poderosamente la atención, es su alta carbonatación, que nos lleva a sentir intensamente sus vibrantes burbujas hasta los últimos sorbos.
  • ITM I/III: pese a su alta carbonatación, nos sorprendemos al ser incapaces de obtener una segunda oleada de espuma, que ya había demostrado ser efímera.
  • Su color es de un dorado limpio, sin apenas turbidez.
  • Matices aromáticos limitados, con un sabor seco muy fuerte que se desvanece velozmente.
  • Percepción amarga y ligera, dignas de una Lager.
  • Su cuerpo es suave quedando sobrevalorado por la gran cantidad de gas.
  • Valoración subjetiva: 6. Es una cerveza suave y agradable, pero puede ser incómoda de degustar por su exceso de gas, incluso con las comidas. Durante la cata llegó a ser comparada con la carbonatación de un refresco. Sin embargo, para aquellos que exijan algo más de fuerza en las flojas lager convencionales, sigue siendo una opción muy correcta y a tener en cuenta.




Trappistes Rochefort 10

  • Nos encontramos ante una eminencia del mundo cervecero: nada menos que ante una de las pocas marcas que nos ofrecen una denominación de origen trapense, y ni más ni menos que su cerveza más potente, fermentada y por tanto auténtica delicia, capaz de percutir los paladares más osados. No en vano se le llamaba "La Merveille" (La Maravillosa)Su estilo es Quadrupel, un paso más allá en cuanto a lo que fermentaciones se refiere (estos belgas siempre llevando al límite sus brebajes...). Es oscura y de enorme graduación, nada menos que 11,3%vol, servida desde botella original a jarra de cristal. 
  • Espuma muy consistente y densa, no abundante en exceso.
  • Alto grado de carbonatación.
  • ITM II/III.
  • Color oscuro y una turbidez marcada.
  • Es una cerveza muy aromática, en el que se perciben distintos matices que cambian según el observador, siendo el común denominador los tonos especiados y fuertemente fermentados.
  • Se percibe el tono amargo, que obra auténtica magia con los aromas fuertes antes comentados.
  • Su gran carbonatación, aroma y una desbordante densidad le proporcionan uno de los cuerpos más consistentes que hemos probado.
  • Valoración subjetiva: 8. No recibe más nota por su posible exceso de aromatización, que puede resultar tan potente que obliga a tomarla a pequeños sorbos y a degustarla muy tranquilamente. Por lo demás, y para aquellos que demanden sabores y sensaciones fuertes, esta obra maestra es una parada obligatoria.






St. Feuillien tripel

  • Afincada el la región belga de Mons, la brasserie St.Feuillien produce, entre otras, este maravilloso fruto de la tradición cervecera. Se trata de una cerveza de triple fermentación y 8,5 grados que, como veremos ahora, nos ha conquistado. La servimos a jarra de cristal desde botella de tercio original. 
  • Su espuma es de una bonita densidad que se disipa relativamente rápido.
  • Goza de una alta carbonatación, sin que llegue a ser molesta.
  • ITM: sorprendentemente, logramos un III/III, obteniendo hasta en dos ocasiones espuma cuando no esperábamos encontrarla. Eso sí, como ya hemos dicho no perdura demasiado.
  • Goza de un color ambarino pálido, y de una turbidez que amenaza con portar una auténtica amalgama de sabores en suspensión.
  • y efectivamente, la St. Feuillien tripel nos conquista con un breve dulzor inicial, que rápidamente se pierde dejando un sabor amargo-seco y una enormidad de aromas afrutados que nos impactan, dejándonos las pupilas encogidas, las cejas enarcadas y la saliva en plena ebullición.
  • Su cuerpo es ligero, con tal carbonatación que le brinda una buena consistencia.
  • Valoración subjetiva: 9. El agrado que nos produjeron sus tonos afrutados y sus matices, nos obliga a recomendarla para las degustaciones que busquen juegos aromáticos potentes con amargos sutiles que no espanten a los paladares más delicados.